Estaba oscuro, parecía un callejón muy angosto, caminaba deprisa, no sé que me perseguía, pero a medida que iba avanzando la ansiedad, comenzaba ahogarme. Trataba de divisar algo que me permitiera saber donde me encontraba, era inútil, la oscuridad era como un gran manto que me rodeaba por donde quiera que volteara.
Trataba de mirar
mi reloj, no lo tenía, no sabía qué hora
era, solo la fría y áspera brisa que rozaba mi cara sin ningún recelo, me advertía que quizás era de madrugada. No
entendía que hacia allí, continué caminando a medida que mis pasos los sentía
firmes en esa superficie irregular. Comencé a hurgar dentro de mis bolsillos
del pantalón mi teléfono móvil o un encendedor, tampoco no
los tenía conmigo…No entendía nada, no podía recordar nada de lo que había
sucedido, ni mucho menos por qué me encontraba en ese extraño y desolado lugar.
De repente sentí
como alguien respiraba cerca de mí, la nuca se me erizó, gire la cabeza con
rapidez buscando entre las sombras que me abrazaban, quien se encontraba tan
cerca… Cuando me disponía a preguntar, noté con terror que la voz no se me
escuchaba, inmediatamente el pánico me atrapó. Corrí tratando de huir de ese espantoso lugar,
donde la oscuridad y ahora el silencio de mi voz, mis gritos, no eran
escuchados, ni por mí, ni al parecer por nadie.
No sé cuánto
tiempo estuve corriendo, pero pude notar por el cansancio y sudor que llevaba
mucho rato tratando de salir de allí. Me senté agotada en ese frío y áspero
suelo, trate de ordenar mis ideas, ya sabía que nadie podía escucharme, tampoco
lograba ubicarme; mis opciones eran pocas o quizás ninguna…Empecé a escuchar un
ruido a lo lejos, parecía un tren en marcha lenta, asustada mire, tratando de
enfocar algo en ese vacío oscuro, no podía ver nada, pero en ruido poco a poco
se iba acercando, me levante con rapidez temblando, sintiendo el pánico en la
espalda y el sudor corriéndome por la frente…Me di cuenta que el sonido venía
hacia mí.
Corrí sin mirar
atrás, el sonido lejano se había convertido en un ruido ensordecedor…Me sentía
aturdida, empecé a llorar y traté de gritar del miedo, pero al hacerlo sentía
que me iba ahogando, a cada paso que daba notaba que el camino se iba empinando,
todo retumbaba con más fuerza, sin darme cuenta tropecé y caí al vacío...
El sobresalto me
hizo dar cuenta que solo había sido una pesadilla, de esas que jamás quieres
volver a recordar...
¡Feliz Noche de Brujas!
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